¿Y si el camino fuera otro?

¿Y si la propuesta de Se Acabó La Fiesta a Vox no fuera solo un gesto político, sino una oportunidad?

¿Y si, más allá de los titulares, lo que realmente se necesitara fuera hablar, escucharse y entenderse?

¿Deberían dejar a un lado los egos y las siglas para centrarse en lo que de verdad importa: el país?

¿Y si no se tratara de un frente común “contra” alguien, sino “a favor” de algo?

¿A favor de una España que se escuche a sí misma, que busque puntos de encuentro y no trincheras ideológicas?

¿A favor de una política que una, en lugar de dividir?

¿Deberían seguir levantando muros entre quienes, en el fondo, quieren lo mismo?

¿Deberían seguir reforzando diferencias cuando el sentido común pide unidad?

¿Deberían dejar que los personalismos pesen más que las soluciones?

Quizá el camino no esté en competir por el liderazgo, sino en compartir un propósito.

Quizá el verdadero cambio no venga de quién alza más la voz, sino de quién sabe tender la mano.

Quizá, solo quizá, el país necesite menos discursos y más acuerdos.

Y que quede claro: utilizo este ejemplo porque es el más reciente, pero también porque, al menos, alguien ha tenido el valor de proponer algo distinto. Se Acabó La Fiesta y Vox pueden gustar más o menos, pero al menos han planteado una idea: unir fuerzas. Y eso, en los tiempos que corren, ya es mucho decir.

Porque al final, la pregunta que realmente importa es solo una:

¿Y si, por una vez, el camino fuera pensar en España?

Miguel Ángel Arranz