El cáncer fiscal de Sánchez: Cataluña manda y el resto paga

Miguel Ángel Arranz

Lo ocurrido con el pacto de financiación entre Pedro Sánchez y la Generalitat no es política: es mafia institucional. El presidente ha entregado a los independentistas el control del sistema fiscal, permitiendo que Cataluña no solo recaude sus impuestos, sino que imponga al resto de comunidades la prohibición de bajarlos por debajo de su nivel.

Sí, has leído bien: quienes quieren romper España ponen ahora la nota de corte fiscal para los demás. Esto no es autonomía: es sumisión. Un chantaje vergonzoso para que Sánchez conserve su trono a cambio de dinamitar la igualdad entre españoles.

El PP lo denuncia, Ayuso lo combate, y voces como Alvise Pérez ya señalan que esta “cuota de solidaridad” es la mordaza perfecta para blindar a la “casta” a ambos lados del Ebro. Pero lo más grave ya está hecho: el cáncer se ha institucionalizado. El que se salta la Constitución, recibe más poder. El que cumple las reglas, paga la fiesta.

Y atención, porque ya se vislumbra el siguiente episodio: el PP, si quiere negociar con Junts en el futuro, ya tiene con qué: perdonarles la “cuota de solidaridad”. Así se mercadea en esta España podrida: chantajes cruzados, mafias nacionalistas y un presidente dispuesto a venderlo todo por un voto más.

Y no se engañen: si mañana Feijóo ve la puerta de la Moncloa entreabierta, no dudará en hacer magia, prestidigitación ideológica o lo que haga falta para cruzarla. Si para entonces hay que tragarse el mismo sapo que tragó Sánchez, lo harán con corbata azul y sonrisa moderada. Todo sea por llegar, aunque sea pisando el mismo barro.

Lo más trágico es que todo esto se está vendiendo como “progreso federal”. Un disfraz más para el expolio. Y cuando la ruina económica, la desigualdad territorial y el hartazgo social estallen, vendrán los sectarios de siempre a culpar al PP, a Vox, a Alvise o a quien se les cruce. Pero la verdad quedará escrita: esto lo firmó un Gobierno mafioso liderado por Pedro Sánchez.

Y a ver quién es el guapo que viene ahora a decirme que esto es por el bien común de toda España.